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Abrirse al Cambio: Cómo Superar la Resistencia Inicial en el Proceso Terapéutico

En Talent For a Better Society, sabemos que a veces, los primeros pasos en un proceso terapéutico pueden despertar emociones inesperadas, como la resistencia, la duda o incluso el desacuerdo. Es normal que, ante la perspectiva de explorar temas personales en un curso, algunas personas sientan cierta incomodidad o se enfrenten al terapeuta con un enfoque desafiante. Aquí te ayudaremos a entender las posibles razones de esta resistencia y cómo puedes beneficiarte del proceso terapéutico, incluso si sientes que “no necesitas ayuda” o te encuentras en desacuerdo con algunas ideas. 

 

1. ¿Qué es la Resistencia en Terapia? 

Es común que al iniciar un proceso terapéutico o de autoconocimiento, surja la resistencia: esa sensación de no estar completamente de acuerdo o de sentir que “esto no es para mí”. Imagina que estás en una clase de programación, enfrentándote a conceptos nuevos y complejos. A veces, el esfuerzo por comprender algo desconocido genera una barrera, y cuestionar puede ser una forma de expresar este conflicto interno. 

La resistencia puede manifestarse de diversas maneras: desde rechazar ideas o evitar sesiones, hasta adoptar una postura de confrontación. Sin embargo, lo interesante de la resistencia es que, a menudo, nos está revelando algo importante sobre nuestras propias barreras y miedos. 

 

2. Los Mitos y Consejos Comunes sobre la Resistencia en Terapia 

Seguramente habrás oído frases como: 

  • “Si no estás de acuerdo, simplemente déjalo.” 

  • “Solo relájate y fluye con la experiencia.” 

  • “No seas tan negativo, intenta abrirte más.” 

Estos consejos, aunque bienintencionados, no siempre ayudan a entender lo que realmente ocurre. La resistencia no se trata solo de “dejar de ser negativo”, sino de escuchar y explorar qué nos están diciendo esos pensamientos o emociones desafiantes. 

 

3. Las Verdaderas Razones Detrás de la Resistencia en Terapia 

Si “dejarse llevar” no es una opción, quizás es hora de profundizar y entender por qué el proceso despierta resistencia en ti. Aquí exploramos algunas causas comunes y lo que podrían estar revelando: 

a. La Autoprotección: La Barrera del Niño Rebelde 

A veces, cuestionar o desafiar al terapeuta es una manera de mantener una sensación de control. Nos protege de sentirnos vulnerables o expuestos. Desde un enfoque de Análisis Transaccional, esta respuesta podría representar al "Niño Rebelde" que busca protegerse. Esta resistencia puede ser una oportunidad para reconocer que quizás estamos defendiendo alguna creencia o limitación personal. 

Sugerencia práctica: En lugar de “bajar la guardia”, prueba simplemente a observar esa resistencia con curiosidad. Pregúntate, “¿Qué me está queriendo decir esta sensación de confrontación?” Puede ser un primer paso hacia entender y gestionar mejor esa barrera. 

b. La Ambivalencia: Cuando el Deseo de Cambiar y el Miedo Coexisten 

Muchas personas quieren cambiar, pero al mismo tiempo sienten miedo de lo que implica. Este tipo de ambivalencia es normal y aparece en procesos de autoconocimiento. Queremos avanzar, pero tememos perder una parte de nosotros mismos. 

Sugerencia práctica: Permítete reconocer esta ambivalencia. Puedes decir algo como: “Me interesa la terapia, pero me resulta incómodo cuestionar ciertas cosas.” Dar espacio a ambas partes de tu experiencia –tu interés y tu resistencia– puede ayudarte a encontrar un punto de equilibrio. 

c. La Dificultad para Aceptar Vulnerabilidad 

Aceptar ayuda y hablar de temas personales puede hacer que algunos se sientan vulnerables, y para muchas personas, la vulnerabilidad es algo que se ha evitado toda la vida. Esto es especialmente común en personas que se enfrentan a expectativas de ser fuertes o independientes. Cuestionar y desafiar puede ser una forma de “probar” al terapeuta, para ver si realmente está preparado para comprender o aceptar esa vulnerabilidad. 

Sugerencia práctica: En lugar de suprimir esa necesidad de cuestionar, intenta expresar lo que sientes. Puedes decir algo como: “A veces me cuesta sentir que debo mostrarme vulnerable en este espacio, y eso me hace desafiar lo que se dice.” Reconocer que esta defensa proviene de un lugar de autoprotección puede ayudarte a relacionarte con la terapia desde una perspectiva más abierta. 

 

4. Un Nuevo Enfoque para Aprovechar las Sesiones de Terapia 

Comprender y respetar tu propia resistencia es una forma de darte espacio y validar tu experiencia. Tal vez sientes que desafiar al terapeuta o al curso es necesario para procesar lo que estás aprendiendo. En lugar de verlo como un obstáculo, puedes transformar esta resistencia en una herramienta de autoconocimiento y autocomprensión. 

Pregúntate: 

  • ¿Qué ideas o emociones me generan esta necesidad de cuestionar? 

  • ¿Qué podría estar defendiendo o evitando al adoptar una postura desafiante? 

  • ¿Qué obtengo al asistir a las sesiones, incluso si no estoy completamente de acuerdo? 

Recuerda que las barreras iniciales a veces son parte de un proceso de autodescubrimiento. Darse el permiso para explorar estas barreras puede llevarte a una experiencia mucho más enriquecedora. 

 

Conclusión 

La resistencia a la terapia no es un signo de debilidad ni de desinterés. Al contrario, puede ser una puerta de entrada hacia una mayor comprensión de uno mismo. Si te encuentras en una situación similar y deseas aprender a gestionar esta resistencia de una manera que realmente te beneficie, en Talent For a Better Society estamos aquí para apoyarte. Dar un primer paso en este proceso puede ser el comienzo de una transformación más profunda, permitiéndote encontrar nuevas formas de crecimiento y autocomprensión. 

 

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